Ensayo o diario de observación en el que Mariana Matija cuenta el proceso en el que diferentes manifestaciones de la naturaleza animales, plantas, territorios han transformado su experiencia de existir y su manera de ver el mundo, de verse a sí misma y a los seres con los que comparte la vida. En una búsqueda constante de relaciones íntimas con pájaros, montañas y árboles, este libro es una carta de amor a esos otros habitantes de la Tierra; habla de la importancia de nombrarlos y de qué se muere, no solo en el mundo, sino dentro de uno, cuando un dodo o un glaciar se extingue; habla de las lagunas en el páramo y en la memoria, de las migraciones y sobre la búsqueda del hogar. La autora se convierte en un animal fascinado ante la existencia de otros seres, lleno de preguntas y la certeza de que nuestro cuerpo existe en conversación con los ecosistemas que nos sostienen.