Durante los siglos XVIII, XIX y XX, desde los pantanos de Luisiana hasta los límites amazónicos de la Guayana y Brasil, pasando por todos los archipiélagos de las Antillas, se desarrolló la cultura de la caña de azúcar: un rico y sincrético universo oral en el que se sintetizaban todos los mitos del mundo, y que se formalizó en cuentos, adivinanzas, proverbios y cantos.